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sábado, 15 de septiembre de 2012

Fernando Consag, el misionero


Fernando Consag, el misionero

Para Carlos Lazcano

Por: Leonardo Reyes Silva

Llegó a la mitad de la cruzada jesuítica en la Baja California. Llegó en 1732 y a pesar de ello, su vida y su obra ha sido muy difundida tanto como las de Juan María de Salvatierra y Juan de Ugarte. Y los responsables de ese reconocimiento ha sido el pueblo del Estado de Baja California, en especial de los habitantes de la ciudad de Ensenada.

Para ellos, Consag fue el iniciador del poblamiento de esa región, el que trazó los primeros caminos y dio a conocer las características de esa amplia zona de la parte sur del hoy Estado de Baja California. Y, desde luego, por que fue el fundador de la misión de Santa Gertrudis la Magna en 1737. Por sus exploraciones realizadas en esos años, demostró que la California era península y no isla, además de elaborar los primeros planos de esa desértica región.

En el año de 1746 organizó una expedición por mar con el propósito de llegar a la desembocadura del río Colorado, pero aprovecho ese recorrido para ponerle nombres a los lugares que iba descubriendo, nombres que actualmente están en uso, como bahía de los Ángeles, bahía de San Luis Gonzaga, San Felipe y la isla de San Ignacio (Montague) en el entronque con el río.

En 1732 llegó a la misión de San Ignacio Kadakaamán, que en ese tiempo era la más alejada de Loreto. Llevaba la encomienda de fundar otra misión más al norte, pero en tanto ayudaría al padre Sebastián Sistiaga encargado de San Ignacio, quien le enseñaría las labores propias de un misionero, así como la práctica de la lengua de los indígenas cochimí, habitantes de esa amplia región de la parte central de la península.

En 1737, el padre visitador Andrés García nombró a Consag como titular de la misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte alejada unos 140 kilómetros al norte de San Ignacio. Pero dadas las carencias económicas esa misión tuvo que ser atendida desde la misión donde estaba asignado. Aún así logró catequizar y bautizar a un número considerable de indígenas.

Fueron muchos años que Consag dedicó a la misión de Los Dolores, aunque con una interrupción de tres años cuando fue nombrado Visitador de las misiones establecidas en la península desde San José del Cabo hasta la de San Ignacio. Cumplido ese encargo, de nueva cuenta volvió a atender su misión de Nuestra Señora de los Dolores del Norte. En 1751, por su propia iniciativa, se cambió la sede de la misión hasta un paraje conocido como La Piedad, lugar donde Consag instaló la misión de Santa Gertrudis la Magna, en sustitución de la anterior de Los Dolores.

En ese mismo año de 1751, la misión de Santa Gertrudis quedó a cargo del padre Jorge Retz quien de inmediato continuó con la catequización de los indígenas e inició trabajos agrícolas que los proveyeron de trigo, maíz, así como de frutas como los higos, dátiles, cítricos y uvas. Con estas últimas se elaboró el primer vino conocido en esa región. Hasta eso, el padre Consag desde San Ignacio siempre le brindó toda la ayuda posible.
En la ciudad de Ensenada existe la que se llama “Sociedad de la Antigua California”. Ésta, junto con otras instituciones culturales, llevó a cabo en el año 2009 un homenaje a Fernando Consag por su contribución al conocimiento y desarrollo del Estado de Baja California. En el ciclo de conferencias se contó con distinguidos historiadores como Miguel León Portilla, Jorge Martínez Zepeda, Mijo Korade y Simona Binková, estos dos últimos invitados que llegaron de Croacia —de donde era originario Consag— y de Praga.

Mención aparte merece Carlos Lazcano Sahagún quien fue de los principales organizadores del homenaje. Pero, además, porque él y Denis Pericic publicaron en el 2001 un interesante libro al que titularon “Fernando Consag, textos y testimonios” Las palabras de Carlos no tienen desperdicio:
“Algunos años atrás visité la misión de Santa Gertrudis… Fue una experiencia impactante. Muchos kilómetros de una terracería muy mala, recorriendo planicies y mesetas desérticas y de pronto, como en medio de la nada, surgió un templo de cantera, excelentemente conservado… La misión se encuentra en el fondo de una cañada, rodeada por un palmar de dátiles… La huerta aún existe y los viñedos iniciados por los misioneros aún producen uvas. La pila misional funciona y sus acequias siguen conduciendo agua. El manantial sigue produciendo agua…”

El día 10 de septiembre de 1759, entre las ocho y las nueve de la noche, murió el padre Consag en su misión de San Ignacio. Tenía 55 años de edad y 27 de misionero en California. A su memoria, en el mes de junio de 2009 se inauguró el bulevar Fernando Consag a la entrada de la ciudad de Ensenada. Y también un mirador con su nombre. 

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