Por Leonardo Reyes Silva
Cuando Félix Ortega tomó las armas para oponerse al usurpador
Victoriano Huerta en 1913, sabía a que enemigo se iba a enfrentar, pues ya
conocía el carácter decidido y tenaz del jefe político del Distrito Sur de la Baja California , el doctor
Federico Cota.
Cota había tomado posesión de la jefatura unos días después
del asesinato del presidente Madero —22 de febrero de 1913— y estaba
identificado con el grupo porfirista. Antes había estado al frente del
ayuntamiento de San Antonio. Así es que ya conocía los vericuetos de la
política local. Estaba relacionado con los funcionarios que gobernaron la
entidad durante todo el periodo de la dictadura de Porfirio Díaz como el
general Agustín Sanginés, Gastón Vives, Teófilo Uzcárraga, Agustín Arriola,
Francisco J. Cabezud, Filemón C. Piñeda y Félix Moreno.
Durante su mandato le tocó enfrentarse a los reclamos de una
parte del pueblo indignado por el asesinato de Madero. Reclamos que eran
canalizados a través del Club Democrático Californiano que dirigía Félix Ortega
y del ayuntamiento de La Paz
afín a los principios de esa agrupación. Y en el mes de junio de 1913 tuvo que
tomar medidas enérgicas para sofocar la rebelión iniciada por un grupo de
revolucionarios que expidieron el Plan de las Playitas de la Concepción , a cuyo
frente esta el mismo Félix Ortega Aguilar.
Después de la muerte de Madero, a los integrantes del Club
no les fue nada bien. El jefe político los acosó constantemente por
manifestaciones en contra de su gobierno y por el temor de un levantamiento que
pusiera en entredicho su autoridad. Con justificada razón Cota se quejaba ante
el secretario de gobernación de que en el periódico “El eco de California” se
criticaba negativamente a su gobierno y que personas del Comité Democrático
viajaban a los pueblos del norte de la entidad para invitarlos a la rebelión.
Como tenía al ayuntamiento de La Paz en su contra, no halló
mejor solución que rechazarle el presupuesto de egresos del 2013 y quitarle el
mando de la policía. Acusado de promover un levantamiento armado mandó
encarcelar al tesorero y dio de baja algunos empleados de su gobierno porque
eran simpatizantes del ayuntamiento paceño. Estas y otras disposiciones
hostiles, en vez de remediar las cosas, ayudaron más bien a crear un clima de
inestabilidad política dando pie para que andando el tiempo se organizara la Junta Revolucionaria
de la Baja California
en la que Félix Ortega y Simón E. Cota eran sus dirigentes.
Esa junta revolucionaria se organizó en efecto, con la
intención de sublevarse para derrocar al gobierno y lograr que de nueva cuenta
el Territorio volviera por los cauces de la democracia, Así, el 20 de junio de
1913, Ortega y un grupo de partidarios proclamó el Plan de las Playitas
convocando a los californianos a unirse a la lucha para restaurar el orden
constitucional roto por la traición de Victoriano Huerta.
Pero no fue sino hasta el 27 de julio cuando Ortega al
frente de un puñado de partidarios inició la insurrección armada atacando los
poblados del Triunfo y San Antonio. Por su parte, el jefe político enterado del
movimiento, lo primero que hizo fue detener a los simpatizantes del movimiento
y enviar algunos al puerto de Guaymas, entre ellos a Eduardo R. Encinas, José
Ramírez, Fernando Erquiaga y Antonio V. Navarro. A otros como Fernando Moreno,
Ignacio L. Cornejo, Alejandro Abaroa y Adolfo Labastida los mandó aprehender,
nomás que estos viéndole la cola al zorro tuvieron tiempo de esconderse.
Federico Cota estaba informado de los encuentros que habían
tenido los revolucionarios con las tropas federales y el rumbo que los
orteguistas seguirían para llegar a San José del Cabo. Auxiliado por fuerzas
que llegaron de Mazatlán y con las propias comandadas por el militar Hernández
y el cabo Leocadio Fierro, atacaron a los insurrectos en el rancho de La Trinidad los que, pese a
su valerosa defensa, fueron derrotados.
Derrotados pero no vencidos, los orteguistas continuaron en
la lucha obteniendo victorias sobre las fuerzas federales. Pero tenían como
enemigo encarnizado al jefe político que no descansaba en su afán de acabar con
la sublevación. Afortunadamente, el 25 de octubre de ese año de 1913, Cota cesó
en sus funciones y en su lugar el gobierno huertista mandó al teniente coronel
Gregorio Osuna, un militar procedente del interior de la república e ignorante
por tanto de la situación que imperaba en la entidad.
Para los revolucionarios la llegada del nuevo jefe político
fue una esperanza para lograr la paz dado que, al contrario de Federico Cota,
no venía con ánimo de rencores, odios o deseos de venganza. Y así fue en
efecto, con el tiempo y ante la imposibilidad de acabar con la insurrección,
Osuna prefirió sumarse a las fuerzas constitucionalistas y fue por eso que
renunció a la jefatura política para ponerse a las órdenes del general Obregón.
Federico
Cota, el hombre que mantuvo una lucha sin tregua contra las fuerzas de Félix
Ortega no se ensañó con sus adversarios. Prefirió encarcelarlos o mandarlos
fuera de la entidad antes que mancharse las manos. Su responsabilidad como jefe
político la cumplió a cabalidad. No podía ser de otra manera ya que sus
principios partidarios así se lo exigían. Libre de compromisos y con el deber
cumplido, cambió su residencia a la ciudad de Mexicali donde murió.
COMO UEDO OBTENER MAS INFORAMCION SOBRE EL DOCTOR FEDERICO COTA
ResponderEliminarBuenas tardes, Yolanda.
ResponderEliminarDeje le pregunto al profesor Leonardo Reyes Silva si el puede darle más información. Si gusta mandarme su correo electrónico para, por este medio, ponerla en contacto con el profesor. Mi correo es cejagarcia20@gmail.com.
Saludos.
hola! sabe si el profesor leonardo reyes tiene información sobre el cabo fierro y su papel en la revolucion en bcs. ??
ResponderEliminarHola, para cualquier información le adjunto el correo del profesor Reyes Silva. Saludos. leresi120930@gmail.com
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