Una loretana enamorada
Otra cualquiera hubiera pasado desapercibida. Pero ella era
nieta de José Manuel Ruiz que fue gobernador de la Baja California en los años de 1822 a 1825. Y aunque el
idilio sucedió durante la permanencia de los norteamericanos en la península —1847-1848--,
el desenlace que originó fue motivo de controversias durante largo tiempo.
En La Paz
radicaba la familia del señor Jesús Maytorena casado con doña Isabel Ruiz
Trasviña, hija de don José Manuel Ruiz. De ese matrimonio nacieron Manuela y
María Amparo, esta última, según las crónicas, dueña de aguda inteligencia y
singular belleza.
Cuando tuvo lugar la intervención gringa, María Amparo tenía
15 años de edad, pues había nacido en el pueblo de Loreto el 3 de julio de
1832. No se sabe en que año la familia cambió su residencia a La Paz , aunque fueron de las
fundadoras del puerto. De acuerdo a su linaje, de seguro formaban parte de la
clase acomodada de la sociedad paceña.
Lo cierto es que las incipientes relaciones con los
invasores originaron amistades a las cuales no fue ajena la familia Ruiz
Maytorena. Y fue quizá en una de esas reuniones cuando el jefe de las fuerzas
de ocupación, teniente coronel Henry S. Burton, le fue presentada la agraciada
joven, por la que de inmediato sintió una gran atracción.
La historia no dice si los padres de ella aprobaron el
noviazgo, aunque debemos aclarar que muchas familias paceñas vieron con buenos
ojos la presencia de los norteamericanos en la península. Y es que la novedad de
conocer a personas de otra raza siempre crea atracciones de diversa índole.
Como aquélla del padre que llegó entusiasmado cuando los franceses invadieron
nuestro país:
Con acento de alfeñique
y con andaluz jaleo,
cuando el triunfo del manteo
anunció el traidor repique,
entró en casa don Fadrique
aumentando la boruca
y le dijo a su hija Cuca
moviendo alegremente los pies:
“Ya vino el guerito,
me alegro infinito,
¡ay, hija, te pido
por yerno un francés!
Como haya sido, lo cierto es que cuando las fuerzas
invasoras abandonaron la ciudad en 1848, muchas familias paceñas se fueron con
ellos a fin de radicarse en los Estados Unidos. En ese numeroso grupo iban los
Ruiz Maytorena. Su lugar de refugio fue la ciudad de Monterey, en California.
Por supuesto Burton no dejó ir a su presa. Allá fue más
fácil continuar el romance que culminó en matrimonio en 1849, no sin antes
resolver el obstáculo de las religiones que profesaban: el uno, protestante y
la otra, católica. De su matrimonio nacieron dos hijos, Henry y Nellie Burton.
Cuando murió su esposo, en 1869, después de largos años de
feliz matrimonio, María Amparo dedicó gran parte de su tiempo a escribir sus
recuerdos, tanto de México como de los Estados Unidos. Así, vio publicadas dos
novelas a las que tituló “Who would have tougth it” (Quién lo habría pensado),
en 1872. Después, en 1875, “The squatter and the Don” (El invasor de tierras y
el señor).
En el 2001, se publicó un libro titulado “Conflicts of
interest” con la correspondencia que María Amparo tuvo con familiares y
amistades, entre ellos José Matías Moreno y Guadalupe Vallejo. Gran parte de su
cartas se refieren a la defensa de unos terrenos en la ciudad de Ensenada, los
que según ella había heredado de su abuelo José Manuel Ruiz.
Las cartas están escritas unas en inglés y otras en español
y ellas dan cuenta de la calidad escritural de esta mujer loretana. Bien lo
dijo una de las editoras del libro: “By all Rights María Amparo Ruiz de Burton
was an extraordinarily talented woman”.
A 117 años de su muerte —1895— bien merece un
reconocimiento, y que mejor que la reedición en español de su novela más
conocida “The Squatter and the Don”, en la que describe todos los problemas
sobre la tenencia de la tierra propiedad de mexicanos y el acoso de
terratenientes gringos.
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