La ola cívica de 1929
Corría el año de 1929 cuando nuestro país se aprestaba a
llevar a cabo las elecciones presidenciales después del asesinato del
presidente electo Álvaro Obregón. En ese periodo fungía como presidente
provisional el lic. Emilio Portes Gil y su gobierno fue el que preparó los
comicios a realizarse en el mes de noviembre de ese año.
Como candidato oficial, el reciente creado Partido Nacional
Revolucionario postuló como candidato al ingeniero Pascual Rubio, de quien
siempre se dijo que era el recomendado del expresidente Plutarco Elías Calles,
Por el lado de la oposición figuraba el licenciado José Vasconcelos quien había
sido ministro de Educación Pública durante el mandato de Álvaro Obregón en el
período de 1920 a
1924.
En el mes de noviembre de 1928, Vasconcelos inició su
campaña en el pueblo de Nogales, Sonora, definiendo su postura como un político
que se enfrentaba a los grupos de poder adueñados del país. En el primer
discurso pronunciado en ese lugar, fijo su ideario político acusando al
gobierno de Calles de antidemocrático, amordazando las libertades del pueblo
para mantener un régimen dictatorial.
En Cananea dijo, entre otras cosas, que: “El principio
glorioso de la “No reelección”—se refería a Obregón— consagrado con la sangre
de tantos mártires, debe ser inscrito de nuevo en nuestra Carta Fundamental… Además,
junto con la reelección, es urgente fijar las responsabilidades de ese amo
absoluto que es entre nosotros el Presidente… Urge pues, reformar la Constitución en el
sentido de que el presidente sea enjuiciable en casos como la violación
electoral manifiesta, o cuando se consuman fusilamientos, prisiones arbitrarias
o expulsión de ciudadanos…”
Ante tales cuestionamientos fue natural que se considerara a
Vasconcelos como un peligro potencial para la clase gobernante, más aún
considerando que era un candidato con arrastre popular. Y este, con un valor a
toda prueba, quiso iniciar su campaña en el estado de Sonora, el feudo de
Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
En un ambiente de amenaza pero protegido por sus
partidarios, realizo reuniones en Cananea, Magdalena, Hermosillo, Guaymas y
Cajeme —hoy ciudad Obregón— y en todas hubo un respaldo popular extraordinario.
Obreros, amas de casa, campesinos, estudiantes, incluso de la burocracia
asistieron a sus mítines, desafiando con ello a las autoridades del Estado.
En ese camino por la democracia recorrió los estados de
Sinaloa, Nayarit y Jalisco, hasta llegar a la propia capital de republica, siempre
con un respaldo del pueblo sin precedentes. En la ciudad de México recibió el
respaldo del Partido Nacional Antireeleccionista y de otros grupos
independientes. Vasconcelos tenía la seguridad de lograr el triunfo en los
comicios del mes de noviembre, muy a pesar de los actos represivos del
gobierno.
Pero las cosas no sucedieron así. Cuando dieron a conocer
los resultados de las elecciones, el candidato oficial, ingeniero Pascual Ortiz
Rubio obtuvo el 93.58 % de los votos y 5.42% de Vasconcelos. Desde luego, los
comicios fueron una farsa. El ejercito controló las mesas en todo el país,
amedentro a los ciudadanos y hubo robo de urnas.
Aquí en La Paz
y en toda la entidad la votación fue unánime para Ortiz Rubio. Contribuyo a ello
la propaganda que hizo el Partido “Gral. Manuel Márquez de León” que apoyo al
candidato oficial con la participación de distinguidos ciudadanos, entre ellos
Rafael Montes, Alejandro Moreno, Gilberto Arriola, Sebastian Díaz Encinas, Juan
Bertin y Carlos Salgado.
Hubo un intento de respaldo para Vasconcelos cuando en esta
ciudad se formo el partido de Consolidación Socialista Nacional, aunque se
ignoran los nombres de la directiva. De todas maneras, por solicitud del
Partido Nacional Antirreeleccionista quedó registrado en los ayuntamientos el
nombre de José Vasconcelos como candidato a la presidencia de la Republica. Pero
aun así, esa ola cívica no llego a Baja California Sur.
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